Los niños se pelean en el patio, el tiempo es muy rápido para ellos , su nivel de ira sube hasta lo incontrolable, afloran golpes y lágrimas y explicaciones,ha sido él ,argumentan:
-Seño, el me ha dicho….y yo entonces ( aquí tenemos un niño , llorando,nervioso, dolido…)
Otro interrumpe rápidamente.
-Yo no he sido,el me ha empujado , y yo, le he dado una patada, porque él se lo ha buscado.
Las niñas a coro te explican con detalle que no eran dos ,sino cuatro y todo por culpa del futbol, mejor dicho de querer ganar un partido a toda costa.
Esto es bastante habitual en los juegos competitivos,donde lo importante no es jugar, sino ganar a cualquier precio,se olvidan de su mejor amigo por un minuto de gloria, y son capaces de decirte la verdad a medias,o la mentira entera,con el fin de seguir jugando o ganando.
Los haces parar, esperar , los tranquilizas y vuelves a empezar ,la pregunta final es siempre la misma:
¿Jugamos para pasarlo bien o para enfrentarnos?
Todos saben la respuesta que toca.
Pero solo algunos, son capaces de reconducir la actitud y el conflicto,es por ello fundamental, enseñarles desde bien pequeños, a que en un equipo todos son importantes, nadie imprescindible y que para ganar o ganan juntos o pierden todos.
Cuando trabajas como maestra te manejas cada día y más de una vez con “peleas de todo tipo”, lo que tienen los niños a su favor es que al rato, la mayoría, se han olvidado, se han perdonado y…¡A otra cosa mariposa!
En la escuela tradicional, se practicaban los castigos ejemplares, TODOS CASTIGADOS, un sistema injusto y que no gestionaba el conflicto por ningún lado.
La razón nunca es única y las habilidades sociales tan necesarias en la vida, se han de mejorar con la reflexión conjunta y la alfabetización y conciencia emocional.
El :-Por pelotas, la ley del más fuerte, del más camicace, proporciona “bienestar al dente”dura lo que dura, dura y en un plis-plas, todo se resquebraja.