8 abr 2010

La Princesa de las Mariposas por Alicia Garrigó


La princesa de las mariposas fue creciendo , día a día como todos los seres humanos que a su alrededor corrían.

Primero, el tiempo y ella no tenían grandes conflictos, pero un día en la escuela, a la maestra le dio por enseñar, las horas del reloj.

Entonces, vio como las agujas, en un ritmo continuo se movían siempre, de forma circular, como las aspas de Los Molinos de Alcublas, y aunque no hubiera viento,las agujas del reloj seguían girando deprisa y sin pausa.

Segundos, minutos, horas.. en un camino interminable hasta el fin de sus días.
En ese descubrimiento, en esa visión del tiempo matemáticamente corriendo, disparándose hacia adelante, siempre y sin parar, empezó a tener prisa, siempre tenía prisa, con miedo a llegar tarde en ocasiones a ninguna parte.

Con el paso de los años, el miedo a no llegar, a no acabar sus grandes misiones reales se fue acrecentando y en un rinconcito del palacio, escondida sentadica en los peldaños de aquella gran escalera,que tenia al fondo una puerta que se abría hacia el jardín de los pinos, se sentaba.

Y escuchaba a su corazón: TIC, TAC,TIC,TAC.

Su corazón le daría la respuesta a aquella angustia y ansiedad que le producía la prisa frenética que no le dejaba vivir en paz.

La princesa sigue escuchando aún, aquel ritmo acompasado y si lo escucha bien, cierra los ojos y se tranquiliza soñando.

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