Algo muy profundo había cambiado. Alicia Garrigó

Alardeando de grandes amistades y grandes empresas recorría la madurez vendiendo la imagen de una quinceañera.no se daba cuenta que arroz se le pasó hace tiempo y que le esperaban días de verdadera soledad o de compañía casi comprada, barata y pobre,su manera de escaparse de sí misma incluía todo un escaparate que rozaba lo esperpéntico.

Los inviernos eran duros en aquella ciudad gris y de cemento , su ego dentro de aquella soledad inmensa se fue retroalimentando de sus propias falsedades tejiendo una madeja de confusas explicaciones,que convertían la realidad en diferente , según fuera lunes o viernes.

Los de su alrededor percibían la metamorfosis, al principio, intentaron sujetarle la razón a lo evidente y contrastable,les costaba darse cuenta que lo que quedaba de ella, era solo una apariencia.

Algo muy profundo había cambiado.

Usaba las mismas palabras que  antes, las mismas artes pero su mente estaba ya tan confundida que costaba creer en nada de lo que decía.

Se disgustaba como una niña, como cuando en el patio le toca pillar a uno y lo que quiere es salir corriendo a esconderse, cada día ocurría alguna pequeñez tremenda , insuperable, todos estaban contra ella, maquinaban en su contra…y poco a poco las manías en aquella cabeza enferma se constataban con más fuerza.

La familia, superada,optó por decirle a todo que sí, cualquier otra cosa era un lio tremendo con aquel temperamento abrupto, grosero y egoísta.

Pasaron unos años de estiras y aflojas, hasta que finalmente el deterioro al que había llegado requería de cuidados médicos especiales.

La fui a ver, no hace mucho,parecía la misma pero…

   

Algo muy profundo había cambiado.